M ó d u l o   I :
El Plan Eterno de Dios:

Desde el principio al fin de la Biblia Dios revela su plan. En Génesis, el primer libro de la Biblia, se nos habla de la creación de la tierra y de todo lo que ella contiene, cómo Dios creó a la humanidad para que anduviera con él y tuviera comunión con él. También se nos dice cómo el hombre traicionó a Dios y pecó contra él. Leemos la historia de cómo el pecado y maldad del hombre trajo una destrucción casi total de la raza humana. De la única familia justa que sobrevivió vino un hombre llamado Abram. A este hombre Dios le reveló su plan eterno.

A. El Plan Revelado a Abraham.

Génesis 12:1 – 4a:
“1 El SEÑOR le dijo a Abram:
«Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
2 »Haré de ti una nación
grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición.
3 Bendeciré a los que te bendigan
y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!»
4 Abram partió, tal como el SEÑOR se lo había ordenado,”

1. ¿Qué le ordenó Dios a Abram que hiciera?
2. ¿Cuáles fueron las bendiciones realmente prometidas a
Abram?
3. ¿Cuál fue el propósito de bendecir a Abram?
4. ¿Cómo obedeció Abram a Dios?

Más tarde Dios le repite a Abraham las bendiciones y propósito al punto de declarar la fuerza de ellas con un juramento (Génesis 22:15-18). Interesantemente, Dios le repite de nuevo esta promesa y propósito al hijo de Abraham, Isaac (Génesis 26:3-5). Y de nuevo, Dios le proclama la promesa y propósitos al nieto de Abraham, Jacob (Génesis 28:12-15).

Al repetir lo que ha dicho, Dios martilla la importancia del mensaje y muestra que este es su plan consistente para toda generación.

Dios le ordenó a Abraham que hiciera algo. Dios le prometió bendiciones a Abraham, y luego le dijo el propósito para la orden y la bendición: Que todas las personas de la tierra también fueran bendecidas. Entonces Abraham obedeció.

    

B. La Orden de Dios

Dios le dio a Abram una visión de otro país, un reino más grande, y le dijo que fuera a esta tierra que él le mostraría. Hacer esto significaba dejar su casa, y todo lo que le era familiar, por la promesa de algo que nunca había visto. Pero este llamado a separarse fue para un propósito mayor, eterno.

Por supuesto que Dios amaba mucho a Abram. Dios lo creó. No le pidió a Abram que hiciera algo dañino o malo. Puesto que el Señor lo ve y lo comprende todo, sabía que era lo mejor para Abram y para la humanidad. Abram estuvo dispuesto a confiar en Dios y obedecerle. Nosotros también debemos confiar en Dios. Cuando el Señor nos dice que hagamos algo, podemos estar seguros de que es para nuestro bien. Dios es bueno – todo el tiempo.

Separarse uno mismo para Dios es en realidad la definición de la palabra “santo”. Cuando usted llegó a ser creyente, le pidió a Dios que le perdonara sus pecados y le entregó su vida. En ese punto usted se separó del pecado y de sus esfuerzos egoístas, para llegar a ser santo para el Señor. ¿Tiene entonces él el derecho de usar su vida como le plazca puesto que usted se la ha entregado?

¿Puede el Señor ir un paso más allá y pedirle que se separe incluso de cosas que no son pecaminosas ni egoístas, para llevar adelante sus propósitos en su vida y el plan eterno (como lo hizo con Abram)?

Lo que Dios nos pide que hagamos, nos capacitará para hacerlo. Nuestro Rey tiene un propósito eterno, un plan para el mundo entero. Le mostró a Abram su parte en ese plan. También tiene una parte específica para usted. Dios le ama mucho y tiene un plan maravilloso para su vida. Dios tiene un plan único para cada persona.

Si puede, ore: Amado Dios: Gracias por que me amas y porque puedo confiar en que tú estás haciendo que todo resulte para mi mejor bien, incluso aun cuando yo no lo comprenda ahora. Quiero ser parte de tu plan eterno. Me separo del pecado, de mis intereses egoístas, y de todo lo que me impida seguir tus deseos. Muéstrame la visión que tú tienes para mi vida.

C. La Bendición

El Señor le dijo a Abram que le haría una gran nación, que le bendeciría y le usaría para bendecir a todas las naciones del mundo. ¿Puede usted imaginarse la locura que esto debe haber sonado cuando este anciano de 90 años, que no tenía hijos, les contó a sus parientes esta promesa al dejarlos? ¿Cómo podía ser posible que él estableciera una nación cuando no tenía hijos? ¿Cómo podría él y su esposa tener hijos a su edad?

Sin embargo Dios le dijo a Abram que sus descendientes serían tan numerosos como la arena del mar y las estrellas, y él lo creyó. Dios incluso le cambió el nombre a Abraham, que quiere decir “padre

de una multitud.” La gente debe haberse reído entonces, pero él tenía una visión; tenía fe en Dios.

Dios bendijo a Abraham al darle una relación personal consigo mismo. Le dijo: “Yo seré tu Dios.” Perdonó a Abraham sus pecados y “le justificó por fe”. Abraham demostró su fe al creer y obedecer a Dios consistentemente.

En Génesis 22:18 Dios le dice a Abraham: “…todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu descendencia”. Por medio de uno de los descendientes de Abraham nuestros pecados podrían ser perdonados y la humanidad podría de nuevo tener una relación personal con Dios. Más adelante, en el libro de Gálatas (3:16), Pablo revela que esta descendencia de Abraham prometida ¡es Jesucristo! Jesús es el cumplimiento del plan de Dios que fue dado a conocer en Génesis.

La historia ha demostrado que la familia física de Abraham en efecto creció y llegó a ser grandes naciones, pero su legado primordial no fue la nación de Israel, (y ni siquiera de sus otros hijos). La Biblia dice claramente que Abraham es el padre de todos los que creen (Gálatas 3:7). Así que nosotros, como su familia espiritual, ¡somos su legado primordial! La “gran nación” que Dios le prometió a Abraham ahora suma más de dos mil millones de creyentes, y todos somos herederos de las promesas hechas hace tantos años.

Reflexión personal: Piense en por qué Jesús es la mayor bendición a la humanidad.

Aun cuando el acto primordial del amor de Dios por nosotros fue enviar a Jesús, también nos bendice con plenitud de vida aquí en la tierra. Como creyentes sabemos que todo lo bueno viene de Dios. Hay muchas, pero muchas otras formas de bendición que podemos tener en la tierra: Comida suficiente, vestido, techo e incluso aire. Dios nos ha dado a cada uno de nosotros ciertos talentos, capacidades, dones espirituales, oportunidades, y tiempo. Podemos tener ciertas buenas relaciones personales, salud, trabajo, y posesiones materiales. Espiritualmente podemos ser bendecidos con cosas tales como paz y gozo. Dios es bueno.

Punto de Acción: Prepare una lista, trace un dibujo, escriba una poesía o componga una canción sobre las bendiciones que Dios ya le ha dado. Eleve una oración que exprese su gratitud por todo lo que ha hecho por usted.

D. El Propósito de las Bendiciones

¿Por qué Dios bendice a Abraham y por qué nos bendice a nosotros? Dios terminó el diálogo en Génesis 12 diciéndole a Abraham el propósito de las bendiciones prometidas:

“¡Por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!”

En tanto que es parte de la misma naturaleza de Dios bendecir, también es su esperanza que nosotros nos unamos a él en su plan eterno. Este plan es llevar el mensaje de Jesucristo a todas las naciones del mundo.

Punto de Acción: Ore y pídale a Dios que le revele sus propósitos para usted. Luego, copie los siguientes pasajes bíblicos:

Salmo 67:2 y 7
Isaías 49:6
Daniel 7:14
Romanos 1:5
Romanos 16:25-27
1 Juan 2:1-2
Apocalipsis 5:9

El deseo divino de bendecir a todas las naciones del mundo

   

no es una parte menor de su palabra. Cuando Dios repite algo ¡es importante! Considere que hay cientos de pasajes bíblicos, en casi todo libro de la Biblia, que se refieren al deseo de Dios de que todas las naciones le conozcan. Es un tema muy consistente en toda su palabra. Hay toda una variedad de términos que usted puede investigar: “todas las naciones” (o “toda nación”), “todo pueblo,” “toda la humanidad,” “toda criatura,” “hasta los confines de la tierra,” “toda la creación,” “toda rodilla,” “toda tribu,” “toda lengua,” “todos los gentiles,” “todo el mundo.” Véase el Apéndice A: Lista de versículos “todas las naciones”.

Ore: Señor: Te pido que me pongas en el corazón amor por las diferentes étnias del mundo, especialmente los que todavía no te conocen. Amplía mi visión. Bendíceme abundantemente para que pueda ser una bendición a los que no conocen a Jesús. Guarda mi corazón contra el mal de la avaricia. Ayúdame a agradarte en todo lo que hago. Quiero ser hallado fiel. Amén.

E. Obediencia a Dios.

“Abram partió, tal como el SEÑOR se lo había ordenado.”

Abram tenía la alternativa de obedecer a Dios o no. Cuando Dios le dijo que “se fuera”, Abram lo hizo. En todas las situaciones Dios está obrando para guiar a los hombres a sus propósitos eternos. Sin embargo, el hombre tiene libre albedrío y puede escoger obedecer a Dios o no.

Actividad: Piense en las siguientes preguntas y escriba tres respuestas para cada una.

1. ¿Por qué debemos obedecer a Dios y bendecir a las naciones?

La razón más alta y noble para obedecer a Dios es porque usted lo ama a él, quiere darle alegría y no dolor. Otra es agradecerle porque nos ha salvado cuando le pedimos que sea nuestro Señor.

Dios es como un padre bueno que nos ha adoptado en su familia y nos da generosamente. No nos obliga a trabajar en este negocio de familia, pero le agradará que lo hagamos.


2. Obstáculos para la obediencia

[Jesús dijo:] “¿Por qué me llaman ustedes 'Señor, Señor', y no hacen lo que les digo?” (Lucas 6:46)

Muchas cosas pueden distraerle e impedirle que haga lo que Dios le pide. Jesús explicó en su historia del sembrador y la semilla (Mateo 13:3-23) que la

     

palabra de Dios puede ser ahogada por los afanes del mundo, el amor a las riquezas, la superficialidad, o el deseo de satisfacción instantánea. También podemos ser tan duros y despreocupados que el maligno nos quita su palabra incluso antes de que entre en nuestro corazón.

Hay muchas cosas que pueden estorbar los propósitos de Dios para su vida, si usted se lo permite. Puede verse estorbado por las opiniones y deseos de otros para su vida. Sus propias inseguridades, dudas, egoísmo, o falta de fe puede impedir que se cumpla en usted el plan de Dios para usted.


3. Beneficios personales al obedecer

Cuando obedecemos y bendecimos a otros, nos vienen más bendiciones. La Biblia dice que es más bienaventurado dar que recibir. También dice que a

los que son fieles en lo poco que les ha sido dado, se les dará más. Cuando obedecemos a Dios, tendremos mayor satisfacción. Somos hechos con un propósito, de modo que hay un vacío o un anhelo cuando no lo cumplimos. Finalmente en el cielo, la ciudad eterna de Dios, los que son fieles no sólo recibirán la aprobación de nuestro Padre cuando diga: “°Hiciste bien, siervo bueno y fiel!”, sino que también recibirán una recompensa mayor.

Punto de Acción: Vuelva a ver la lista, dibujo, poema o canción que preparó sobre las maneras en que Dios le ha bendecido. ¿Está usted reflejando la naturaleza de Dios por bendecir a otros con lo que a usted le ha sido dado? Aun cuando es mucho más fácil bendecir a los de su propia nación, ¿puede pensar en maneras en que usted puede usar lo que tiene para bendecir a otras naciones para que conozcan a Jesucristo?

Ore: Amado Dios: Sé que es tu deseo que todas las naciones te conozcan, y quiero trabajar a tu lado. Ayúdame a saber cómo hacerlo. Dame el valor y la determinación para obedecerte. Por favor, guárdame de las tentaciones que me distraen y alejan de tu plan. Quiero hacer un impacto para la eternidad. Amén.